martes, 16 de diciembre de 2008

Encuentro

Toco tu boca, con un dedo toco el borde de tu boca, voy dibujándola como si saliera de mi mano, como si por primera vez tu boca se entreabriera, y me basta cerrar los ojos para deshacerlo todo y recomenzar, hago nacer cada vez la boca que deseo, la boca que mi mano elige y te dibuja en la cara, una boca elegida entre todas, con soberana libertad elegida por mí para dibujarla con mi mano por tu cara, y que por un azar que no busco comprender coincide exactamente con tu boca que sonríe por debajo de la que mi mano te dibuja.

Me miras, de cerca me miras, cada vez más de cerca y entonces jugamos al cíclope, nos miramos cada vez más de cerca y nuestros ojos se agrandan, se acercan entre sí, se superponen y los cíclopes se miran, respirando confundidos, las bocas se encuentran y luchan tibiamente, mordiéndose con los labios, apoyando apenas la lengua en los dientes, jugando en sus recintos donde un aire pesado va y viene con un perfume viejo y un silencio. Entonces mis manos buscan hundirse en tu pelo, acariciar lentamente la profundidad de tu pelo mientras nos besamos como si tuviéramos la boca llena de flores o de peces, de movimientos vivos, de fragancia oscura. Y si nos mordemos el dolor es dulce, y si nos ahogamos en un breve y terrible absorber simultáneo del aliento, esa instantánea muerte es bella. Y hay una sola saliva y un solo sabor a fruta madura, y yo te siento temblar contra mí como una luna en el agua.
(De 'Rayuela' de Julio Cortázar)

jueves, 4 de diciembre de 2008

Un 'hada' en casa

No consigo recordar qué es un "hada". A pesar de ello sigo leyendo La Cenicienta para mi hija Ana. Todas las noches, desde hace cinco meses, juego con ella. Me hace poner unas alas de mariposa y, a veces, usar una varita que dice que es mágica porque con un solo toque las paredes de su cuarto se vuelven de chocolate y los muñecos de las estanterías saltan y aplauden al son de nuestras carcajadas…
-Cuidado, las doce. Viene papá a darme el beso de buenas noches!!!
Repliego las alas y me coloco sonriente en el portarretratos de la mesilla de noche.