domingo, 15 de noviembre de 2009

De Bares

Cada vez me divierten más los bares. Es curioso ver como la gente se transforma delante de una copa y cómo dicen lo que piensan de las cosas o lo que más se acerca a lo que piensan. Dad por hecho que me refiero a los que tienen algo de materia gris. De los otros hablaré otro día.
Ir de bares es descubrir otro mundo a la hora del café. Mientras lo convencional de un fin de semana cualquiera inunda las aceras de las calles de tiendas, en la trastienda cientos de personajes exhiben lo mejor de sí mismos. Sonrisas de ida y vuelta. Todo pinta maravilloso en la trastienda. Ese es el escaparate que me gusta mirar de vez en cuando. Lo miro con otros ojos, claro, y teniendo en cuenta que una vez ahí yo también formo parte de la trastienda.
En los bares los reencuentros son habituales. Las preguntas obligadas después de tanto tiempo. El cómo te va y el qué has hecho estos años deja paso al hoy, al carpe diem. Y ahí es donde yo más me divierto escuchando y observando. Son curiosas las teorías de la vida de cada cual. Las recetas de la felicidad para las que cada uno tiene ingredientes y tiempos diferentes. La importancia del verbo amar. La interpretación de la soledad y del dolor y la diversión como mejor manera de hacerles frente. Inquietud sin conformismo...y miradas y risas, a veces también de las amplias y sinceras.