Parece increíble que sólo hayan pasado 75 años.
Eso significa que aún quedan personas que lo vivieron por vez primera. Increíble.
Muchas memorias ya lo habrán olvidado o, peor aún, lo habrán normalizado. Al fin y al cabo la historia es cosa de hombres que la escriben a costa de vivencias de personas, la mayoría anónimas.
A muchas no las conocemos, nunca hemos oído hablar de ellas, aunque han existido en todas las casas, en silencio, pero conscientes, pero en silencio. Sólo las ocasiones y las oportunidades de otras les sirvieron, y han llegado hasta nosotras. Me refiero a mujeres luchadoras, o mejor dicho, a luchadoras. No se puede calificar lo esencial y el hecho de ser mujer no es calificable, o mejor, no tiene que serlo. En un mundo, donde más de la mitad de sus pobladores pueden parir, sólo aquel que se siente débil quiere que seas diferente para debilitarte.
Ya se sabe, llegaron ellos y apartaron de nuevo la capacidad, la envolvieron en silencio impuesto, la maquillaron de vanalidades, pregonaron la excepción de la condición y, algunos hasta lo creyeron. Creer. De eso se trata. Ser igual es creerlo. Además de sentirlo y demostrarlo, porque aún hay que demostrar y seguir demostrando.
Quizás por eso 75 años saben a poco, aunque estoy segura que el mundo es mejor en aquellos lugares en los que la capacidad de elección y decisión de las mujeres no se pone en entredicho.
Que curioso que universal estuviera reñido con femenino y que suerte que esas mujeres hayan existido. Sin ellas nuestra suerte o nuestro destino no serían los mismos. Sin embargo, la incesante lucha de Clara finalizó tan sólo un mes después de que otra luchadora me trajera al mundo. Pero, como dice sabiamente Gabo "La muerte no llega con la vejez, sino con el olvido". Por ellas, por nuestras precursoras a las que, 75 años después, no olvido.
4 comentarios:
Bueno... parece que te vas animando ¿no?
Vamos a ver lo que das de sí en este formato. Esperemos que sea mucho y bueno.
Un besote.
Demasiado enrevesado y reivindicativo...Quizás...poquito a poco.
Gracias por los ánimos!
No soy yo quien mejor te puede ilustrar en cuanto a estilo literario. Si supiera escribir habría escrito ya unos cuantos libros, que ideas no me faltan.
Lo importante es seguir hacia delante.
Y bueno, todos nos aproximamos a los sitios antes de llegar.
Recuerdo cuando te conocí, hace ya unos cuantos años, entre teletipos, dimes y diretes de aquella redacción en manos de unos desaprensivos de la información. Periodista sagaz, audaz, lince de la noticia, rápida y veloz cual galgo corredor.. Compañera del alma, compañera..Hoy me emociono al descubrir que inicias este camino como contadora de historias reconociendo a esas mujeres, a cuya existencia anónima y silenciosa le debemos lo que hoy somos. A mi también me apasiona este oficio que nos permite contar historias de cualquier calibre. También se lo debo a una mujer: mi madre, que me enseñó la grandeza de las pequeñas historias de la vida. Chus, me gusta como lo haces.
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